3 feb 2015

Los brotes de las encefalitis equinas-Morilla y Batalla




Crónica de los brotes de las encefalitis equinas en México


Antonio Morilla González y Diodoro Batalla Campero

Contenido

Es difícil determinar cuando aparecieron las encefalitis equinas en México. Desde la década de 1930 se reportó que hubo brotes de encefalitis equina en zonas tropicales de América (Albornoz 1935; Beck y Wyckoff 1938). Téllez-Girón y Valdés-Ornelas (1941) escribieron refiriéndose a la Encefalitis Equina del Este que “parece que la epizootia se inició sobre una franja de territorio de 35 Km al sur del Rio Bravo y luego avanzó hacia el sur. La zona afectada comprende los Municipios de Camargo, Reynosa, Matamoros y San Fernando del Estado de Tamaulipas. Esta era una rica zona agrícola en la que los caballos y las mulas eran los únicos medios de tracción en las labores de campo. Se ha distinguido como productora de ganado mular”. Apareció en el mes de marzo, aumentó la intensidad de la epizootia en abril, mayo, junio y empezó a declinar a finales de junio. Ese brote involucró más de 4000 equinos y aparentemente provenía del sur de Texas. En 1949 apareció otro brote de Encefalitis Equina del Este que involucró 10 equinos en el Municipio de Tepalpa, Jalisco (Méndez y Beltrán, 1950). Para 1960 se encontraron anticuerpos en humanos que vivían en Champotón, Campeche y en 1963 se pudo aislar el virus de la Encefalitis Equina Venezolana de hámsters centinelas y de mosquitos. Para 1965 hubo un caso humano de encefalitis equina venezolana que había ocurrido en Jaltipan que es un pueblo que se encuentra cerca de la costa del estado de Veracruz, inmediatamente después de la época de lluvias (Scherer et al., 1964; Zárate et al., 1971).
En 1966 después de un huracán que afectó la zona sur de Tamaulipas y Norte del estado de Veracruz empezaron a morir equinos. El brote de Encefalitis Equina Venezolana que ocurrió en 1966 en el área de Tampico y norte de Veracruz fue descrito por Morilla y de Mucha-Macías (1966).

Crónica de dos brotes de Encefalitis Equina Venezolana (1966 y 1969-1972) en México

El brote de 1966

En 1966 después de que un huracán afectó la zona sur de Tamaulipas y Norte del estado de Veracruz empezaron a morir equinos. A fines del mes de septiembre el Dr. Pedro Solana Martagón director del Instituto Nacional de Investigaciones Pecuarias, recibió la noticia que estaban muriendo equinos en la Zona de Tampico, Tamaulipas y en la parte norte del estado de Veracruz. Afortunadamente en esa época en el Instituto Nacional de Virología había un grupo de investigadores que estaban trabajando los Arbovirus, liderado por el Dr. Julio de Mucha Macías, quien había sido el director de mi tesis en licenciatura, le informé acerca del brote y se emocionó pues era una oportunidad de estudiarlo. Fuimos al Servicio de Salud de la SSA en Tampico, Tamps., para preguntar por casos humanos; tuvimos que esperar al jefe; después de un rato llegó en un carro con el parabrisas con calcomanías en paralelo que simulaba hoyos de ametralladora como si le hubieran disparado. Nos pareció una persona poco seria y nos reímos mucho. Platicamos con él. Cuando hablamos con las autoridades veterinarias, nos informaron que efectivamente varios equinos habían muerto entre ellos algunos caballos del hipódromo. Acababa de pasar un ciclón en el cual el viento había tirado el sorgo que estaba listo para ser cosechado; había provocado una gran cantidad de lluvia formando reservorios de agua y había muchas ratas y moscos.
Sangramos algunos equinos y cuando regresé, en el Instituto de Virología determinamos que tenían anticuerpos contra la Encefalitis Equina Venezolana. Para contestar la pregunta de lo que había ocurrido volví a Tampico pero ya con los implementos adecuados para hacer un estudio epizootiológico.
Elaboramos trampas para atrapar roedores según el modelo hecho por el Dr. Ticul Álvarez del IPN. El Dr. Allan Phillips nos indicó cómo sangrar las aves y cómo llevarlas para su clasificación. Desafortunadamente no pudimos conseguir trampas para mosquitos en el Instituto Nacional de Virología pues las estaban utilizando. Para poder hacer el estudio epizootiológico, fui con mi hermano, que era un aventurero. Cuando llegamos vimos los campos inundados y el sorgo caído. Los lugareños nos indicaron dónde poner las trampas para roedores y debido a su abundancia entraban con mucha facilidad a las trampas. Los sangramos y la sangre la manteníamos en hielo al igual que los roedores para transportarlos. Las aves las cazábamos por medio de un rifle que nos prestaban los lugareños que siempre se portaron muy amables con nosotros. Sangrábamos el ave, la sangre la guardábamos en fío y el ave en hielo. En esa época había una gran cantidad de mosquitos pero desafortunadamente no pudimos capturarlos. Una noche que regresábamos al hotel vimos a un grupo de personas que estaban alrededor de un murciélago que estaba enfermo. Desafortunadamente no lo muestreamos ni clasificamos pues no se nos ocurrió.
De regreso en el D.F. los sueros nuevamente los trabajamos en el Instituto Nacional de Virología pues ahí estaban todos los antígenos. Encontramos que la mitad de los roedores que habíamos capturado tenían anticuerpos contra EEV. El Biol. Ticul Álvarez y el Dr. Allan Phillips clasificaron a los animales y entonces se nos hizo claro como se había exacerbado la enfermedad.
Era claro que los virus encefalitógenos de equinos y humanos se encuentran en nichos ecológicos en la zona costera del Golfo de México y cada vez que hay modificaciones ecológicas como huracanes que anegan la zona, el virus sale de su nicho y se exacerba.
El doctor A. Díaz Nájera era un entomólogo muy importante que trabajaba con mosquitos en el desaparecido Instituto de Enfermedades Tropicales, de la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) que estaba junto al edificio del Instituto Nacional de Virología. El Dr. Díaz Nájera fue a capturar y clasificar los mosquitos que se encontraban en esa área. Los mosquitos los capturaban con trampas tipo Chamberlain, se colectaban, se trituraban con diluente y se inoculaba en ratones lactantes. Desafortunadamente no se pudo aislar el virus en esa ocasión de los mosquitos ni de los roedores capturados indicando que probablemente el virus ya había dejado de circular. Sólo se encontraron en equinos y ratas anticuerpos contra el virus de la EEV.
Una de las formas en que conocíamos que el virus había atacado a los caballos era verlos siendo arrastrados por los ríos; nos informaron los lugareños que eso era debido a la enfermedad pues los animales tenían fiebre elevada y cuando querían beber agua, algunos ahí morían ahogados. Se calculó que enfermaron aproximadamente 1,000 equinos y 300 de ellos murieron. Esto representó un drama pues eran animales de trabajo; en una ocasión encontramos a un campesino muy triste sentado en una gran piedra y nos comentó que se le había muerto su mula o caballo y no podía trabajar.
La enfermedad no era nueva pues algunos campesinos recordaban haberla visto ocasionalmente en los últimos veinte años, lo que nos hizo pensar que se encontraba de manera enzoótica en esa zona.
Cuando íbamos de regreso con las muestras de sueros, sangres, mosquitos, mamíferos y aves hacia la Cd de México desde las montañas podía verse que otra tormenta se avecinaba en la zona pues el cielo sobre la zona de Tampico estaba negro, pues venía otra tormenta. Ya no tuvimos noticia de que más equinos estuvieran muriendo.

El brote de 1969-1972

Debido a la experiencia en Tamaulipas, en 1969 estaba yo trabajando en el Centro Experimental Pecuario “Las Margaritas” entre Puebla y Veracruz. El Dr. Solana me pidió que fuera a la Cd. de México al siguiente día, pues me esperaban en un hangar para trasladarnos a Chiapas en donde les dijeron que los equinos estaban muriendo. En el hangar mientras esperábamos llegó el Capitán muy elegante y nos dijo que lo siguiéramos. Nos dirigimos hacía un avión muy grande y comentamos que nos parecía un avión muy grande para sólo los 4 pero pasamos debajo del avión y entonces vimos un avión pequeño y entonces dijimos que era mucho capitán para el avioncito. Pues nos subimos al avioncito de cuatro plazas junto con el MVZ Jorge Pinzón Mendizábal, el MVZ Benjamín Jara como patólogo y el Dr. Borunda de la SSA. En Chiapas nos dijeron que habían visto equinos arrastrados por el río. Los brotes empezaron en los equinos siguiendo las costas y en ocasiones los encontrábamos en el altiplano.

Román et al mencionaron que en 1969 se presentó una gran epizootia que provenía de Ecuador, Perú, El Salvador y Guatemala. En México empezó en las localidades de La Trinitaria y La Concordia en el estado de Chiapas, y se movió rápidamente hasta alcanzar todo el país incluso llegó a Texas en los Estados Unidos. El último caso se presentó en 1972 en las Islas Marías.En 1992 se declaró al país libre de la EEV (Diario Oficial de la Nación. 22 de junio de 1992).
  
Dos brotes de encefalitis equina venezolana se presentaron después de 1992: uno, en 1993, en Chiapas, presentándose 125 casos de los cuales 63 resultaron fatales. El otro ocurrió en 1996 en Oaxaca con 32 casos (Estrada et al., 2004; Oberste et al. 1988; 1999).

Cómo se obtuvo la cepa vacunal TC-83-Solana

MVZ Pedro Solana Martagón
En el año de 1969, siendo presidente de la República el Lic. Luis Echevarria Álvarez, se presentó en México proveniente de Guatemala, la Encefalitis Equina Venezolana. La EEV era una zoonosis que entró al país por el Estado de Chiapas y se difundió a una velocidad extrema hacia todas las direcciones en el país. En el mundo no había disponible una vacuna para proteger a los equinos contra esta enfermedad; la agravante fue que no solo estaba matando a equinos, sino también había una gran cantidad de personas enfermas y casos fatales. Por este motivo el control de la enfermedad se debía llevar a cabo en forma conjunta entre la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) y la Secretaria de Salubridad y Asistencia Pública (SSA); se decidió que la vacuna debía ser elaborada en Palo Alto.

En un laboratorio del ejército de los Estados Unidos tenían una cepa atenuada de encefalitis equina venezolana (TC83), sin embargo informaron que no se habían llevado a cabo pruebas suficientes para garantizar su uso como vacuna. El Dr. Pedro Solana fue comisionado para ir a ese laboratorio y obtener la cepa del virus de encefalitis equina venezolana, la cual fue proporcionada, pero con la advertencia que no se harían responsables si pudiera causar algún problema. El Dr. Diodoro Batalla había sido entrenado por el Dr. Baer en el manejo de virus y cultivos celulares, así que se le encargó que produjera un lote de vacuna, con el cual, se hicieron pruebas de inocuidad en animales de laboratorio y en equinos mantenidos en los corrales de la Unidad Central del INIP. Existía una presión muy grande, sobretodo de parte del Secretario de la SSA a quién había que reportar semanalmente en las reuniones bilaterales de ambas Secretarías, y en las que se analizaba el avance de la enfermedad, así como el número de personas enfermas y equinos muertos. También asistía el Dr. Francisco Salido Rangel que era el Director del Laboratorio de Producción de Biológicos de la SSA, quién estaba muy pendiente de lo que reportábamos.


Fuente: Fotografía proporcionad por el MVZ Solana
 El MVZ Diodoro Batalla revisando las vacunas contra la Encefalitis Equina Venezolana antes de se distribuidas.

Dado que las pruebas de inocuidad resultaron favorables y debido a la urgencia de probar la vacuna en un mayor número de animales, se nos autorizó vacunar caballos en zonas infectadas. Por este motivo el Dr. Batalla y su auxiliar el Dr. Mercado empezaron a producir lotes de vacuna los cuales pasaron satisfactoriamente las pruebas de inocuidad pues contenían el título mínimo viral requerido. Las muestras de los lotes producidos se mandaban al laboratorio de la SSA en donde debían ser analizadas. En una de las reuniones semanales el Dr. Salido Rangel informó que el lote producido no daba el título mínimo requerido. Le contesté que yo respondía de que las prueba hechas por nosotros eran las correctas y sugerí que se hiciera una prueba conjunta en el laboratorio de la SSA. El Dr. Batalla asistió y el título fue el correcto.
En un viaje en avión a Rio Verde, San Luis Potosí hecho para verificar la mortalidad de equinos, iba el Presidente Echeverría y el Director de Sanidad Animal Dr. Gustavo Reta Peterson. Me mandó llamar el Sr. Presidente y me dijo “me informan que la vacuna que usted está produciendo está matando a los equinos” le respondí que eso no era posible y si bien había equinos muertos en donde se había vacunado, la vacuna sólo se usaba en zonas infectadas y lo que mataba los equinos era el virus de campo. Esta información se la había dado el Dr. Reta.
La única forma de saber si la vacuna mataba equinos cuando se usaba en el campo era vacunando en zonas libres de virus, y como no lo permitía hacer el Dr. Reta, hablé con el Dr. Carlos Robles, que era el Director del Centro Experimental Pecuario Las Margaritas, en Hueytamalco, Puebla, que era una área libre de encefalitis. Le dije “te mando vacuna de EEV y se la pones a 30 caballos” Los caballos no enfermaron y se lo reporté al Dr. Reta, quién se enojó, pero terminó aceptando que se usara la vacuna en zonas libres que era precisamente donde se debía usar para crear una zona de protección al avance del virus. En el laboratorio del Dr. Batalla se produjeron más de 6 millones de dosis de vacuna contra la encefalitis que sirvieron para parar el brote de encefalitis, inmunizar a la población equina del país y evitar una nueva presentación de esta epizootia.
El brote se detuvo gracias a la vacunación con la cepa TC-83 donada por el gobierno de los Estados Unidos y modificada y adaptada por Batalla (1995). Debido a que todos los equinos estaban vacunados se utilizaron los bovinos para efectuar encuestas serológicas, con buen éxito (Gallo de la Torre, et al., 1979). El Subsecretario de Ganadería en esa época era el MVZ Gustavo Reta Petterson y él le informó al Presidente Echeverría que: 
“Para erradicar la EEV, habíamos vacunado a un total de 5.3 millones de equinos en todo el país. A excepción de las primeras 60,000 dosis todos ellos fueron inmunizados con vacuna producida por médicos veterinarios zootecnistas y él le propuso al Presidente que se construyera un Laboratorio con instalaciones modernas para producir vacunas. Debido a ese comentario se construyó la Productora Nacional de Biológicos Veterinarios (PRONABIVE) que se inauguró el 17 de agosto de 1975 y hasta la fecha sigue produciendo biológicos veterinarios” (Reta 2012).
Algunos veterinarios que estuvieron vacunando me comentaron: el MVZ Jorge López Morales que en aquella época acababa de entrar a Sanidad Animal y lo mandaron a vacunar caballos al norte del país. El MVZ Agustín Rojas Vargas me dijo que habían estado vacunando equinos en el Estado de México para protegerlos, pero no se habían presentado casos en su área: el MVZ Héctor Quiroz Romero me mencionó que: “En aquella época yo era médico veterinario militar, y en septiembre de 1972 el ejército me mandó a una zona denominada La Isla, que estaba en la cuenca del Papaloapan en Veracruz, ya que había un brote de encefalitis en los equinos; me ordenaron que no regresara hasta que hubiera solucionado el problema. Cuando morían los caballos, obteníamos los cerebros y los mandábamos al MVZ Pablo Correa en el INIP para el diagnóstico y aislamiento viral. Para el mes de octubre la temperatura ambiental bajó por lo que hubo menos mosquitos y los caballos dejaron de morir. Cuando regresé al D.F. ya como parasitólogo en el INIP, tenía la necesidad de infestar con un parásito unos caballos y solicitamos aprovechar los caballos que habían sido vacunados contra EEV. El MVZ Batalla aceptó pero con la condición que nos vacunáramos contra la EEV, entonces nos vacunamos todos los integrantes del Departamento de Parasitología”.

El insectario del INIP-Bautista

Por Carlos Ramón Bautista Garfias.
Pocas personas saben que en el INIP establecimos una colonia de mosquitos para llevar a cabo estudios con la cepa vacunal (TC-83) del virus de Encefalitis Equina Venezolana en el Departamento de EEV dirigido por el Dr. Antonio Morilla. Debido a la posibilidad de que la cepa vacunal TC-83 fuera transmitida por mosquitos, me enviaron al Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales (ahora Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos - INDRE) a capacitarme sobre taxonomía y manejo de insectario de mosquitos de importancia médica y veterinaria con el profesor Alfonso Díaz Nájera, reconocido entomólogo a nivel internacional.
Después de la capacitación en 1974, con los conocimientos adquiridos, me di a la tarea de establecer un insectario con mosquitos Anopheles albimanus proporcionados por el profesor Díaz Nájera. Gracias al tipo de oficinas que teníamos y a la libertad de llevar a cabo ideas propias en el INIP, acondicioné una de las oficinas (en las que yo mismo trabajaba) para que tuviera la temperatura y la humedad relativa requerida para mantener a los mosquitos. De la misma manera mandé hacer cajas especiales para dichos insectos con recursos míos.
Durante los dos años siguientes, mantuvimos con éxito la colonia de mosquitos. Gracias a ello, llevamos a cabo una serie de experimentos en los que demostramos que la cepa vacunal de EEV no era transmitida por picadura por esos insectos al ratón lactante, independientemente de que el virus creciera en ellos. 

Asimismo, pudimos inocular por vía intratoráccica ese virus en otra especie de mosquito (Culex thriambus) colectada en los alrededores de Palo Alto, especie que tampoco pudo transmitir por picadura la cepa vacunal a ratones lactantes. 

Recuerdo con mucho cariño esos años del INIP, porque de dichos experimentos se obtuvieron resultados que dieron lugar a la publicación de mi primer artículo científico en una revista científica internacional” (Bautista et al., 1977).

Conclusión


  • Los virus encefalitógenos de equinos y humanos se encuentran en nichos ecológicos en la zona costera del Golfo de México y Pacífico, por lo que cada vez que haya modificaciones ecológicas los virus podrán manifestarse
  • La vacuna TC-83 que se había preparado para humanos y proporcionada por los Estados Unidos fue muy útil para detener los brotes en equinos.
  • Debido a que la EEV se había controlado, el Departamento de EEV se transformó en Departamento de Inmunología, por lo que el insectario fue desmantelado.

Referencias

Albornoz JE. La peste loca de las bestias (Enfermedad de Borna). Colombia. Min Agr Com, Bogota. Bol de Agr (Suppl). 1935;26:1–8

Batalla-Campero D. Adaptación, modificaciones y pruebas de campo para el desarrollo de una vacuna contra la Encefalitis Equina Venezolana (EEV). In: Trabajos de ingreso de Académicos Numerarios y Correspondientes. Ciudad de México. Academia Veterinaria Mexicana AC; 1995; p. 16–24.

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